El gigante chino de la moda online ultrarrápida Shein arrasa en ventas en todo el mundo, pero también suele estar bajo el radar de la crítica. La multinacional lleva mucho tiempo en el centro de las miradas debido a sus procesos de producción. Numerosos informes avalan las duras condiciones de trabajo que sufren los empleados de sus fábricas, con bajos salarios y jornadas interminables.
A las supuestas prácticas irregulares con los trabajadores y los escasos derechos que adquieren se suma el daño ambiental que provoca el elevado régimen de producción. Esto ha llevado a Shein a tomar medidas. Una de las últimas ha sido organizar el viaje de seis influencers para contar la realidad sobre su negocio. Al menos lo que la firma quiere mostrar.
La participación de influencers y el impulso a través de redes son técnicas que aborda con mucho éxito esta compañía. Sin embargo, la última campaña no ha recibido el respaldo que esperaba Shein cuando la propuso.
Las seis influencers visitaron una de las plantas de producción en Guangzhou, la región donde se comenten esos presuntos abusos laborales. Allí la empresa cuenta con un centro de innovación y quería confirmar que los trabajadores desarrollan unas prácticas éticas y responsables.
Los mensajes de las influencers
De todas las invitadas, la más relevante es Dani Carbonari, por la publicación de un vídeo en TikTok resumiendo su visita. Su contenido es el que ha generado la polémica.
En la publicación aseguraba estar impactada por las condiciones de trabajo, por positivas. El vídeo muestra una fábrica impoluta y equipada con la última tecnología. A su vez, Carbonari asegura que ha conocido las auditorías internas que realiza Shein para garantizar las buenas prácticas laborales. Hasta afirmó haber podido hablar con una empleada del centro logístico. Esta mostraba actitud de sorpresa por los rumores difundidos en Estados Unidos y otros países.
Críticas a las influencers y Shein
Muchos seguidores, en lugar de aplaudir el contenido, han lamentado que las influencers ignoren las condiciones y prácticas laborales de la empresa. En muchos casos incluso llegaron a considerar que esta campaña es una burla al movimiento ecologista y el comercio de proximidad.
Finalmente, algunas respuestas llegaron por parte de profesionales del sector, que rebatieron con datos la visión de la influencer. Le apuntaron a que es imposible ver máquinas paradas en una planta que fabrica tal elevada cantidad de prendas. Igualmente, incidieron en que en el vídeo no se ven elementos básicos en cualquier centro de trabajo: señales de emergencia, extintores. La conclusión es que todo parecía un lugar falso y preparado para las cámaras.