Jeff Bezos, fundador y antiguo director de Amazon, anunció la utilización de drones como medio de reparto de los paquetes de la compañía en 2013. Desde entonces, el proyecto no ha hecho más que sufrir importantes retrasos y dilapidar ingentes cantidades de dinero.
Hace casi una década Amazon se propuso reducir el tiempo de entrega de sus paquetes a 30 minutos, y conseguir con la utilización de drones la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Unos documentos a los que ha tenido acceso Bloomberg confirman que el proyecto sigue estancado, la empresa aun no puede asegurar esa fecha tan pronta de entrega y que las pruebas le han costado a Amazon más de 2.000 millones de dólares.
Prime Air, un servicio que tendrá que esperar
Fue el propio Jeff Bezos el que anunció en 2013 que el proyecto podría ver la luz en un tiempo de cuatro a cinco años. Sin embargo, han pasado casi diez desde estas declaraciones y no hay visos de hacer realidad las pretensiones iniciales.
La revista Time preguntó a Amazon el pasado mes de noviembre por el retraso y la empresa afirmó que el proyecto sigue en marcha, continúan trabajando para entregar los paquetes de forma segura y para ello están creando las tecnología e infraestructura adecuadas.
Avances significativos en los competidores
De manera paralela a este retraso, otras compañías sí han ido progresando en proyectos similares. Alphabet ya reparte productos en Estados Unidos y Australia con drones. Hasta el momento ha logrado cien mil repartos sin problema alguno.
UPS, la empresa de paquetería, está haciendo lo propio y ya ha desarrollado drones con los que reparte medicamentos de CBS en Florida y California. No obstante, Carol Tome, la directora general de la paquetera, confirma que hay problemas en los envíos cuando hace viento o cuando llueve.
¿Por qué Amazon aún no reparte paquetes con drones?
Los documentos a los que ha tenido acceso Bloomberg aseguran que son los propios empleados de Amazon, actuales y los que ya están fuera de la compañía, los que advierten de que la empresa prioriza la velocidad de ejecución a la seguridad. Chaddi Skeete, antiguo gerente de proyectos en Amazon, habla incluso de que será necesario que ocurra alguna desgracia para que la empresa se interese por la seguridad.
A esto hay que sumar algunos bandazos en la dirección del proyecto. Gur Kimchi, ingeniero de software especializado en aeronáutica y con amplia experiencia en Microsoft, fue el primer jefe de proyecto en 2013. En ese momento la compañía quería drones que se comportaran como aviones y pudieran cubrir largas distancias moviéndose con agilidad. Para ello optaron por prototipos con un peso de 40 kilos capaces de transportar paquetes de dos kilos y medio.
Bloomberg señala que con Kimchi había gran compromiso con la seguridad, lo que llevó a Amazon a avanzar muy lentamente en el proyecto. La fecha definitiva de Prime Aire estaba finalmente prevista para 2019, pero no se logró ese objetivo.
De Kimchi a Carbon, falta de confianza entre los empleados
Este nuevo retraso fue el final de Kimchi en Prime Aire. Ya en marzo de 2020 entró en el proyecto David Carbon, un antiguo trabajador de Boeing que focalizó las acciones en los resultados finales, dejando a un lado la transparencia.
Durante los cuatro primeros meses de esta nueva etapa se produjeron cinco accidentes con prototipos, lo que acabó minando la moral de buena parte del equipo hasta hacerles abandonar el proyecto.
Los documentos revisados por Bloomberg apuntan a que en el primer año de Carbon se produjeron más de 200 salidas de empleados. Antoine Deux, un ingeniero senior que trabajó en el programa de drones, asegura que el dron de Amazon es muy pesado para ponerlo a volar. A más peso en la carga, más baterías se necesitan.
Por el momento Amazon sigue luchando para hacer realidad su proyecto y se ha fijado el objetivo de hacer volar 12.000 drones a modo de prueba en 2022, aunque durante enero y febrero no ha llegado ni a 200. A día de hoy parece muy complicado pronosticar si Prime Aire llegará a ser realidad en algún momento.