Los expertos en privacidad advierten sobre la magnitud que está alcanzando los poderes de vigilancia de Amazon. Más aún tras haberse hecho con la cadena de clínicas de salud One Medical y la empresa de artículos para el hogar iRobot, la creadora de Roomba.
Con estas compras millonarias, Amazon tendrá acceso a la información médica de miles de pacientes. Además, podrá mapear la actividad de los usuarios en su propio hogar, lo que le permitirá seguir explotando los datos para continuar expandiendo su imperio.
Jeff Bezos y la obsesión por los datos
A día de hoy, uno de cada dos euros que se gastan en comercio electrónico van para Amazon. Podríamos hacer un análisis exhaustivo de su éxito y explicar que se debe a su inversión en infraestructuras de almacenamiento y logística, a lo bien que ha vendido sus políticas de empleo, a cómo ha conseguido recortar tiempos de entrega, a la diversificación de negocios, etc. Pero lo que hay detrás es un control exhaustivo de los datos. De tus datos y los de millones de consumidores en todo el mundo.
El éxito de Amazon reside en su capacidad para recopilar y aprovechar los datos, y no es algo nuevo ni reciente. Esa obsesión por conocer al consumidor y poder anticiparse a lo que quiere y necesita, incluso crear la necesidad, está presente en la compañía desde sus inicios. Prácticamente desde que Jeff Bezos comenzó a vender libros en un garaje.
La Silla Rota recoge el testimonio de James Marcus, quien fuera reseñador de libros a finales de los 90 en Amazon. En enero del 97, Bezos llevó a los empleados a un alojamiento turístico de Seattle para que participaran en una lluvia de ideas sobre métricas. Su objetivo era la cuantificación. Ya entonces fue capaz de vislumbrar lo valiosos que resultaban los datos.
Desde los libros que te gustan hasta tu historial médico
De los libros se pasó a los CD y DVD, y Amazon se convirtió en un inmenso almacén de datos que pronto reclutó expertos. Uno de ellos era Andreas Weigend, como explica La Silla Rota, que fue su primer director científico. Contrató a David Selinger un especialista en tecnología de la publicidad cuyo trabajo, según explica al mencionado medio, era establecer datos de clientes y luego comprobar qué oportunidades podían salir de ellos.
Según The Guardian, Amazon están presente en los 10 sectores más prósperos de Estados Unidos por PIB, excepto en el inmobiliario. Entre ellos, la información, el comercio minorista y mayorista, la atención sanitaria o las finanzas y los seguros. Un éxito que se retroalimenta: se basa en los datos y, al cosechar clientes, más datos pueden almacenar y más éxito pueden tener.
Piénsalo. Amazon comenzó sabiendo qué libros te gustan y cuáles no. Pero hoy sabe qué compras, qué series y películas te gusta ver, qué podcasts escuchas, a qué juegos juegas, cuál es tu historial de navegación o qué comestibles has comprado. Porque, además del marketplace, tiene Prime Video, GoodReads, Audible, Wondery, Twithc, Eero, Whole Foods o Amazon Fresh.
La Silla Rota recoge las declaraciones de Leo Kelion, editor de tecnología de la BBC. Explica que Amazon contiene una base de datos con transcripciones de las 31.082 interacciones que su familia ha tenido con el asistente virtual Alexa, contenidas incluso en clips de audio. En Amazon conocen detalles de su vida privada como la obsesión de su hija con Frozen, la película de Disney, porque la niña solicitó casi medio centenar de veces reproducir “Let it go”.
La Hidra
Evan Greer es experto en datos y director de Fight for the future, un grupo de defensa sin ánimo de lucro. Según explica a Business Insider, Amazon es como la mítica Hidra, un monstruo al que le crecen dos cabezas cuando cortas una. Lo tiene claro: todos pensamos que Amazon es un marketplace online, pero, en realidad, es una empresa de vigilancia.
Por su parte, Jason Boyce es fundador de Avenue 7, una agencia que asesora a vendedores de Amazon. Explica a Business Insider que son unos “asesinos absolutos”, pues no tienen reparo alguno en entrar y comerse toda la cuota de mercado posible. Matan a la competencia aprovechando la vigilancia y los datos, sobre todo pequeños negocios.
En 2020, la Comisión Europea presentó cargos contra Amazon por violar las leyes de competencia europeas, acusada de utilizar datos para obtener una ventaja injusta. La compañía se expuso a una multa de hasta el 10% de sus ingresos mundiales, y en Estados Unidos también se estaban tomando medidas.
Y es que los niveles que alcanza Amazon comienzan a traspasar las líneas rojas, de manera que las autoridades se han puesto manos a la obra. Preocupan, por ejemplo, las métricas sobre sus trabajadores: Amazon sabe cuánto tiempo están fuera del lugar de trabajo o cuál es la productividad de los repartidores, para lo que usan cámaras IA. Hasta el punto de que hay empleados que temen ir al baño o tomar breves descansos.
La Comisión Federal de Comercio de EEUU aún no ha calificado a Amazon como monopolio, pero posee una cuota de mercado online del 56,7%. Construye a través de los datos, y mantiene el dominio con fusiones y adquisiciones masivas. Operaciones cuya magnitud escapan al consumidor medio.