El minorista chino de moda rápida Shein se ha erigido como peso pesado del sector. Se estima que su cuota de mercado en Estados Unidos está por encima de H&M o Zara, y su marca es una de las más mencionadas en redes sociales.
Sin embargo, afronta problemas por plagio de diseños y tiene un modelo negocio contrario a la conciencia ambiental que crece en el consumidor medio. Y ahí, precisamente, puede estar la clave para intentar crecer bajo su alargada sombra.
Entre las marcas más mencionadas en redes sociales
Shein ha demostrado una gran capacidad de inversión en influencer marketing y de atracción entre las generaciones jóvenes. Según un estudio de Influencer Marketing Hub, las marcas más mencionadas en 2021 mantendrán la tendencia al alza durante 2022, y entre ellas figura Shein. También Zara, H&M y Nike. Se prevé que la inversión en colaboraciones en redes sociales crezca hasta los 16.400 millones de dólares.
Entre las redes sociales, Instagram es una de las más populares, si bien el estudio mencionado observó una reducción general. Fue en dicha red social donde Shein consiguió 56.267 menciones, por detrás de Nike y H&M.
La que ha ganado un peso incontestable es TikTok, mientras que YouTube se mantiene en las posiciones top por su capacidad de engagement.
Un modelo de negocio agresivo
Está claro que la moda lowcost tiene alto impacto en cierto sector de la población. Sobre todo entre los más jóvenes, quienes además son los que más usan las redes sociales más populares del momento. Y, por si no fuera suficiente el impacto, la inversión en influencer marketing termina por hacer de Shein una marca prácticamente omnipresente.
Pero, para los competidores, lo preocupante no es la visibilidad, sino un modelo de negocio con el que no se puede competir. No se sabe bien cómo la empresa china es capaz de captar todas las tendencias al momento y crear prendas llamadas a ser éxitos de ventas al segundo. Y todo ello a precios muy bajos que le reportan más de 10.000 millones de ingresos al año, como informan desde HighXtar.
El modelo productivo de Shein está tan basado en lo inmediato que la multinacional china parece no tener problemas a la hora de copiar diseños. De hecho, ha sido demandada en varias ocasiones por vulneración de la propiedad intelectual. Una de las últimas en hacerlo ha sido la marca Dollos Kills, pero Martens o incluso Ralph Lauren son otras marcas conocidas en la larga lista de demandantes.
Hacia el slow fashion
Además de proteger la propiedad intelectual, lo que implica invertir tiempo y dinero en las vías judiciales, otra salida de la moda es la llamada slow fashion, en contraposición a la fast fashion.
Algunas marcas reconocen que no pueden competir con Shein como gigante de la moda rápida, así que aspiran a otros mercados. Comienzan a vender un nuevo concepto de ropa duradera y de calidad cuya compra resulte una inversión a largo plazo, una prenda exclusiva que conservar siempre e incluso dejar en herencia a las generaciones venideras.
Un concepto que puede funcionar si tenemos en cuenta que el consumidor de hoy está cada vez más concienciado. Un estudio de Capterra, cuyos resultados se dieron a conocer en 2021, mostró que el 71% de los consumidores en España se ve moderadamente influido o muy influido por la sostenibilidad a la hora de seleccionar productos y proveedores.
Considerando que urge un cambio de modelo, y que ya estamos viendo problemas en la cadena de suministros, puede que la slow fashion gane peso en el futuro.
